Lavando el teclado

La máquina de escritorio tiene un teclado que ya pasa los doce años. En el medio ya cambié de máquina tres veces, sin embargo el teclado se mantiene constante. Hay algunas razones:

  • la distribución de teclas en inglés me resulta cómoda para programar (vale decir, para escribir los símbolos más utilizados no necesito pulsar teclas modificadoras);
  • las teclas están bien espaciadas y el recorrido es cómodo al tacto;
  • el conector es PS2, con lo cual todavía puede usarse con algunos equipos; y desde ya,
  • todas las teclas funcionan como recién comprado, por lo cual no tiene sentido cambiarlo aún.

Indudablemente, pasados algunos años, todo teclado que se utiliza diaramente se torna un museo de suciedad, y esta no es la excepción, así que cada tanto me tomo el tiempo de pegarle una enjuagada. Además, está el argumento de que un teclado sucio es más peligroso que un asiento de inodoro -lo que no me parece nada extraño- así que una limpieza no viene mal.

Si bien se puede limpiar por afuera, gran parte de la suciedad acumulada queda generalmente bajo las teclas, por lo que la mejor manera de dejarlo brillante es desmontándolo entero. Afortunadamente este modelo está armado mediante encastres, por lo que se pueden desmontar tanto las teclas como el cuerpo sin necesidad de sacar un sólo tornillo.

Así que, ya decidido no a limpiar el teclado sino a lavarlo completamente, el primer paso fue sacar algunas fotos antes del despiece para recordar dónde debo ubicar cada tecla al ensamblarlo nuevamente.

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Como puede observarse, el estado ya era deplorable. Debería haberlo limpiado antes, pero sin un reemplazo como para usar en el equipo mientras se seca, no me quise arriesgar.

Las teclas en este modelo se sacan simplemente tirando hacia arriba con fuerza. Podría haber usado un destornillador para hacer palanca, pero no hizo falta. Ya sin las teclas, hay tres grampas plásticas que mantienen juntas las tapas del cuerpo y que también hay que quitar.

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Este es el lado interno de la tapa superior, van fotos de vuelta para recordar donde va cada tira y cada cuadradito de goma. Desconozco qué diferencia hay entre los verdes y los amarillos, para mí son lo mismo. De la tapa inferior saqué el circuito y el film que contiene las pistas de las teclas, que dejé enrollado y reservado para cuando todo esté seco nuevamente.

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Ahora toca cepillar ambas tapas con agua tibia, detergente y un poco de desinfectante, y dejar las teclas y sus montantes en idéntica solución durante varias horas.

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Enjuague y revisión de cada tecla y montante para remover restos que pudieran haber quedado. Algunas pasaron por el cepillo para quedar relucientes.

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Para secarlas, la mejor opción es una centrifugadora de verdura, un secador de pelo de baja temperatura, o bien varias horas sobre papel tissue. Las tapas, dejándolas afurea a la sombra, quedan listas en unas horas.

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Ya seco, está listo para ensamblar. Luego de poner cada tecla, sólo queda repasar el cable con un paño y desengrasante.

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El producto terminado

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Antes y después. El amarillo en algunos lugares no es por suciedad sino por ciertos químicos que hacen que el plástico se torne así con el tiempo. El blanco original se puede recuperar con agua oxigenada y un poco más de trabajo, pero por ahora ya estoy hecho; eso quedará para otra vez.

before-after

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