Una noche de genios (salvo por el jurado)
El viernes 9 de agosto pasado, la agrupación de Hockey Masculino del Luján Rugby Club organizó en el Salón del Rotary Club Juan Barnech una “Noche de Mente” con el fin de recaudar fondos para costear el traslado del equipo de hockey juvenil Vikinguitos a una competencia en Mar del Plata.
Para quienes no han oído hablar de este tipo de encuentros, una “Noche de Mente”, más conocida como “Noche de Genios”, es un evento a beneficio de una agrupación o institución en el cual distintos grupos de amigos / familiares conforman equipos o “mesas” que compiten entre sí respondiendo preguntas en distintas rondas, donde cada ronda trata sobre una temática particular tal como deportes, cine y televisión, literatura, música, biología, historia, cultura general, etc. Aquellos que responden correctamente suman puntos y la mesa que más puntos acumula se corona ganadora de la noche.
La tarjeta de participación tiene un costo simbólico que, en conjunto con las donaciones de distintos comercios y lo obtenido de la venta en cantina, aporta a un fondo común del que salen los premios y, fundamentalmente, la recaudación para la cual fue organizado el evento. En general, los organizadores y quienes trabajan en pos de ello son los miembros de la misma institución, sus padres, familiares y amigos. En Luján suelen realizarse con frecuencia, llevadas adelante por promociones de escuelas, grupos deportivos y agrupaciones sociales.
El fin último es colaborar con una institución reconocida y en pos de un buen motivo. También, desde luego, pasar una noche divertida con amigos y conocidos.
Así transcurrió la noche del viernes, con una concurrencia completa, con buena atención por parte de los jóvenes de la agrupación, con una sana y animada competencia entre mesas amigas. Así transcurrió hasta el momento del anuncio de los resultados.
Es que, sorprendentemente, el jurado anunció como ganadora a la mesa equivocada, cuyo puntaje acumulado es matemáticamente imposible de obtener según los anuncios de conteos parciales que el mismo anfitrión realizó durante distintos momentos de la noche. Se lo digo de otra forma: ni siquiera teniendo calificación perfecta en todas las rondas restantes, dicha mesa podía haber obtenido el puntaje que fue asignado por el jurado. Para peor, el anfitrión anunció que la mesa había ganado “por más de 40 puntos” sobre el resto, según sus palabras. Un error del que quien operaba la locución podría haberse percatado inmediatamente si hubiera prestado la mínima atención a las rondas anteriores.
Durante el cierre del evento, nos acercamos con un participante amigo a consultar respecto de la validez de los resultados. No quedaba ninguno de los jurados –que se ausentaron rápidamente, por lo visto–, pero sí uno de los organizadores del juego. Sin saber cómo se realizaron los cálculos, hizo lo posible para comprender la cadena de errores que habían cometido:
- El jurado cometió un error al calcular el puntaje de la mesa “ganadora”, sumando dos veces la calificación de las primeras rondas, con lo cual arribaba a un resultado muy superior –y errado– al del resto de los competidores. Sumando correctamente los valores de la planilla de resultados del jurado, el puntaje real de la mesa ganadora no alcanzaba el mínimo necesario para estar entre los primeros tres puestos del encuentro.
- Quien realizó el control de las respuestas de la anteúltima ronda, intercambió el puntaje de dos mesas. Nuestras respuestas correctas, cotejadas contra lo mencionado al final de la ronda 9, eran 17, mientras que en la planilla de resultado figuraban sólo 6 puntos. Esos 17 puntos figuraban asignados a la mesa de la columna inmediatamente anterior.
- La forma en que la organización podría haber validado o refutado lo mencionado en el punto anterior es con la revisión de la hoja de respuestas de cada mesa. Curiosamente, la única hoja de respuestas que faltaba era la correspondiente a nuestra mesa. “Parece como si lo hubiéramos hecho a propósito” dijo quien atendió nuestro reclamo. En efecto, parece como si lo hubieran hecho a propósito.
- Finalmente, no se anunciaron los puntajes de las últimas rondas. De haberlo hecho, los tres errores previamente mencionados podrían haberse advertido y resuelto en el momento.
Una Noche de Genios es un encuentro donde se premia a quienes responden correctamente.
¿Qué validez puede tener, entonces, la corrección de un jurado que se equivoca al otorgar el primer premio?
Podría decirse “errar es humano” o “es un juego, no deberías tomártelo tan a pecho”. Si una situación similar se diera en un partido de hockey, ¿no habría la agrupación competidora presentado una queja formal?
Es cierto, errar es humano, como también es humano reconocer los propios errores. Lo primero sucedió. Ahora estoy esperando una disculpa pública por parte de la organización.
Por lo pronto, van dos recomendaciones para las próximas noches de genios, que son de especial interés si la tarjeta dice “Agrupación de Hockey Masculino del Luján Rugby Club”:
- Si está del lado de la organización: revise las hojas de resultados entre dos o más personas; anuncie las respuestas correctas al finalizar cada juego y los puntos asignados a cada mesa; realice revisión por pares de las sumas de puntajes; y si se le complican las sumas, ¡use Excel, por el amor de Dios!
- Si participa en una noche de genios: controle las sumas de su propia mesa y controle además los puntajes de las demás. Nunca se sabe si el jurado que le tocó en la noche se llevó matemáticas a marzo.
Para finalizar, sólo deseo que los Vikinguitos tengan mejor suerte. Que lleven adelante un excelente encuentro en Mar del Plata, compitiendo con ansias y con garra.
Y espero, más que nada, que puedan traerse un merecido trofeo, en vez de volver a Luján desilusionados con una victoria-que-no-fue porque la organización se equivocó al sumar los puntos del partido.
Mauro A. Meloni
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